Los cuatro domingos de Adviento marcan el comienzo de la celebración navideña.

Cada domingo se enciende una vela nueva. Generalmente son de color rojo, aunque cambian de una región a otra.

Simbolizan el tiempo de penitencia. Se encienden en un rito que incluye una oración; una lectura bíblica y un canto navideño de espera.

Este encendido gradual es el símbolo del anuncio del Mesías a través de los siglos.

La corona es un círculo de follaje verde, como tal no tiene ni principio ni fin; recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera en el Hijo de Dios desde Adán hasta el nacimiento y, actualmente, en la segunda venida que estamos esperando.