Introducción

Después de varios años de trabajo y preparación, se ha logrado elaborar nuestro Plan de Pastoral de la VIII Vicaría 2013-2016.

Este Plan será una guía, una brújula con la que integraremos armónicamente todos los esfuerzos y trabajos que nuestra Iglesia hace para anunciar a Jesucristo y acompañar a los cristianos en su celebración y vivencia de la Fe.

Así como Jesús proclamó en la sinagoga de Nazaret lo que sería la esencia de su misión en el mundo (cfr. Lc 4,16-21),  así nuestra Iglesia de la VIII Vicaría proclama sus opciones fundamentales, los criterios y motivaciones de fondo que orientarán su servicio al Pueblo de Dios en los siguientes años:

“Para llegar a ser la Iglesia que Dios desea, optamos por una acción misionera evangelizadora que ofrezca a toda persona un itinerario de vida cristiana; donde la vivencia de los sacramentos, el anuncio de la Palabra y el compromiso social de la fe en equilibrio y convergencia nos lleven a madurar y vivir nuestra fe de manera personal y comunitaria.

Todos los bautizados, inspirados por el evangelio y guiados por la enseñanza del magisterio, seremos los sujetos de la evangelización, articulados y organizados en estructuras participativas y flexibles, donde los pastores serán guías y servidores. Así viviremos nuestra vocación de ser uno en comunión a imagen de la Trinidad"

Ahora todos los bautizados de la VIII Vicaría estaremos llamados a Recibir, Asumir y Vivir este plan de pastoral.

Recibirlo. Con alegría y agradecimiento, porque Dios nos ha hablado a través del estudio, del discernimiento, del cambio de mentalidad, de la elaboración de mejores estrategias para hacer efectiva la Evangelización en nuestro Pueblo. Dios nos permite caminar con metas claras y organizadas, en comunión y participación.

Asumirlo. Conocerlo, leerlo, reflexionarlo:

1) Descubriendo en él sentir de nuestro Pueblo, los desafíos de nuestro de nuestro tiempo y nuestra cultura (modelo de situación)

2) Soñando juntos en una Iglesia y un mundo más gratos a los ojos de Dios (modelo ideal)

3) Reconociéndonos en la comprensión profunda de nuestra realidad y sus causas (modelo de diagnóstico)

4) Encontrando nuestro lugar y nuestra misión en el logro de objetivos y metas que nos llevarán a recorrer un Itinerario de Fe y Vida Cristiana (modelo operativo)

Vivirlo. Comprometiéndonos personal y comunitariamente a trabajar en comunión, a trabajar nuestros talentos, a poner “nuestro granito de arena”, a ser los primeros que reconozcamos este Itinerario de Fe y con ellos seamos testigos creíbles para convocar a todos nuestros hermanos que viven alejados de la Fe.

Te invito a responderle a Dios que cuenta con nosotros para instaurar su Reino en este momento de la historia. Dios que inició esta obra en su Iglesia de la VIII Vicaría por su bondad y con la fuerza de su Gracia la lleve a buen término.

DISPOSICIONES QUE NECESITAMOS PARA EMPEZAR.

La planificación pastoral tiene como objetivo final extender el Reino de Dios construyendo una Iglesia más capaz de evangelizar.

Para esto necesitamos:

1 Asumir las actitudes del evangelizador:

a) Convertirse al Evangelio. Reconocer la propia debilidad y aceptar el amor gratuito de Dios.

b) Vivir en comunión con Cristo. Esto para poder transparentarlo después a los demás.

c) Dejarse guiar por el Espíritu. Él es el alma de la Iglesia y el agente principal de la Evangelización.

d) Tener conciencia de ser enviado. No somos nosotros quienes hemos tomado la iniciativa.

e) Vivir en comunión con la Iglesia. Porque a ella le ha confiado Cristo su misión.

f) Tener valentía profética. Fiándose de la fuerza y sabiduría de Dios, que superan todo obstáculo humano.

g) Amar a los hombres como Jesús los amó. El evangelizador es signo del amor de Dios en el mundo.

h) Tener esperanza en el tiempo que nos tocó vivir. El evangelizador acepta la gracia del tiempo presente, haciendo un discernimiento sobre signos de los tiempos actuales.

2 Respetar las leyes del crecimiento del Reino de Dios:

El Reino de Dios crece de acuerdo con un dinamismo establecido por él mismo. Así pues, descubriremos las siguientes leyes del Reino de Dios:

a) Ley de la gratuidad. El Reino crece por su propia fuerza. Hay que confiar en que la semilla fructificará por sí sola a su tiempo. Basta sembrarla con valor, paciencia y perseverancia (Cfr. Mc 4, 26-29).

b) Ley del recibimiento. La palabra de Dios no da fruto automático, ya que depende también de la respuesta del hombre (Cfr. Mc   4, 19. 13-20).

c) Ley de la gradualidad. El Reino de Dios empieza siempre de forma sencilla y humilde. Sigue un ritmo oscuro, pero creciente de maduración, alcanzando unos resultados inesperados (Cfr. Mc 4, 30-32).

d) Ley de la contradicción. El Reino será juzgado por muchos como una locura, y por eso será llevado a la cruz. Sólo si es capaz de aceptar la crisis, la oposición y la muerte, brotará como una realidad nueva (Cfr. Jn 12, 23-28)